El pasado viernes 4 de diciembre tuvimos ocasión de celebrar, un año más, el día de Nuestra Patrona, Santa Bárbara.

Desde primera hora de la mañana el ambiente festivo se respiraba en la residencia.

El himno sonaba por los altavoces suavemente, los fogones volvían a embriagar la residencia de olores conocidos que abrían el apetito y aquéllos que en sus años jóvenes habían sido artilleros volvían a recordar sus hazañas y aventuras mientras seguían entonando y tatareando por lo bajo, volvían a ser artilleros, volvían a tener ese brillo en los ojos que da la juventud, que da la vida.

La comida deliciosa como todos los días, comida rica, comida de casa, pero los días de fiesta más. Menú especial, en Honor a Santa Bárbara: Coctel de marisco, lomo relleno con salsa de setas y profiteroles de crema sobre una base de chocolate caliente, sencillamente delicioso.

Los trabajadores que estaban en turno también han disfrutado y el resumen es sencillo; el equipo de cocina nuevamente ha sido el ganador.

Tras un ratito de descanso continuaba la celebración y como en esta residencia nos gusta sumar, esta vez se ha sumado la Comunidad religiosa del Colegio Santa María del Pilar: Marianistas, que han preparado y celebrado la Eucaristía en Honor a Santa Bárbara y como los tiempos cambian, y la pandemia parece que ha impulsado a gran velocidad estos cambios, nos la han retrasmitido en streaming y la hemos podido seguir en todos los salones a través de las televisiones.

A vinos nuevos, odres nuevos oía de pequeño decir a los mayores.

Y el día de nuestra patrona iba cediendo horas a la tarde noche con un precioso, pero frio atardecer que se podía contemplar desde la entrada a la residencia.

Y es que nuestra residencia no sólo está estratégicamente situada entre las vías del tranvía proporcionando una gran accesibilidad, sino que, además, está estratégicamente situada para poder observar unos prometedores amaneceres y unos espectaculares atardeceres, pero de esto ya hablaremos otro día.

Por último, permítanme que les dé un consejo; estén atentos, cuídense y sean felices y no se acuerden de Santa Bárbara sólo cuando truene.